ASOCIACIÓN TÉCNICA DE EMULSIONES BITUMINOSAS
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Director Área del Asociado de ATEB
Buenos días (o tardes o noches) a todos. Supongo que debo estar empeorando, pues hoy me he levantado otra vez con ganas de hablar de emulsionantes de betún. Pido disculpas por adelantado.
En un post anterior os hablaba un poquito sobre el rol que ejerce el emulsionante dentro de la emulsión de betún. Como doy por supuesto que ya sabéis de sobras que el emulsionante permite que el betún y el agua coexistan en una sola fase, casi que hoy me gustaría profundizar un pelín más en su efecto regulador de la rotura de la emulsión.
En técnicas de pavimentación por lo general la emulsión bituminosa rompe en contacto con el árido. Hasta ahí se puede decir que es fácil, digamos que previsible. La complicación viene cuando pedimos que esa emulsión rompa en contacto con el árido pero en el momento en que lo necesitemos. Eso ya suele costar algo más y va en función de la técnica con emulsión que debamos aplicar.
Cuando hablamos por ejemplo de riegos de adherencia, se busca extender una emulsión sobre un firme intermedio (digamos una capa inferior) que asegure que la capa extender encima se enganche de manera óptima. Obviamente interesa extender uniformemente la emulsión (por tanto no debe ser una emulsión muy viscosa) y que la rotura de la emulsión sea prácticamente instantánea para evitar que luego se enganche a las ruedas, por ejemplo, de la maquinaria que extenderá la capa superior. En definitiva deberemos buscar una emulsión parecida a una C60B3 y si hablamos de termoadherentes pues será mejor que el betún emulsionado sea de penetración muy baja.
En cambio para riegos de imprimación, donde se busca impermeabilizar o preparar una zahorra previo a otro tratamiento, está claro que lo interesante será que la emulsión penetre lo más profundamente que se pueda dentro de la zahorra de base. Por tanto será aconsejable utilizar una emulsión con fluxante y de rotura bastante lenta, más que nada para que no rompa ya en la superficie. Emulsiones tipo C50BF4 o C60BF4 estarían bien.
En el caso de tratamientos superficiales de riegos con gravilla (TSRG), es decir el “surface dressing” que dicen en el resto del mundo, buscamos conservación y mejora de textura en la capa de rodadura. Se extiende primero la emulsión y seguidamente una gravilla. Interesa una rotura muy rápida, casi instantánea, tan pronto la emulsión se encuentra con la gravilla. Una C65B2 (o incluso 3) parecen adecuadas.
Ya sabéis que tenemos muchas técnicas de pavimentación en las que se utiliza emulsión, pero como este post no puede ser muy largo, tan solo mencionaré una más... acabaré con las lechadas.
Las lechadas y microaglomerados son técnicas estupendas para mejorar el deslizamiento e impermeabilizar (y por tanto conservar) la capa de rodadura. Vamos que ideal para alargar la vida útil de la carretera.
La técnica de las lechadas bituminosas conlleva una serie de parámetros que exigen quizás lo máximo que se le puede pedir a un emulsionante dentro de una emulsión. En las lechadas se extiende una mezcla emulsión + árido que por supuesto debe ser manejable mientras se mezcla y extiende, y que ha de romper y tomar fuerte cohesión justo después del extendido... no mucho más tarde porque obviamente hay prisa en abrir la carretera al tráfico. O sea la emulsión no puede romper ni antes ni mucho después de su extendido, sino que tiene que romper de golpe, digamos que de manera franca, justo después del extendido.
Esa rotura de la emulsión tan sumamente controlada parece difícil y complicada, pero tranquilos que hay trucos y maneras de conseguirlo
Una manera, digamos que a la “española”, sería partiendo de una emulsión de rotura lenta (pero tampoco muy, muy lenta) e hidrofobizar el árido previamente con un aditivo que llamamos retardante. Ensayando previamente con los materiales de obra (árido, emulsión, retardante y agua) encontraremos la proporción óptima entre ellos para que la mezcla rompa a su justo tiempo. Una emulsión C60B5 o similar parece aconsejable.
Otra manera, podríamos decir que a la “europea”, es partiendo de una emulsión de rotura más lenta y acelerar de manera controlada la rotura y toma de cohesión con la adición justita de cemento que haga falta. Ensayando previamente con los materiales de obra (árido, emulsión, cemento y agua) encontraremos la mejor proporción entre ellos para que la mezcla rompa a su determinado momento.
Algunos pensareis que todo esto de las emulsiones es muy complicado, pero de verdad que no lo es. El asunto es contar con un buen experto, que hay muchos, y no hacer locuras ni pruebas sin sentido. En ATEB estamos a vuestra disposición para ayudar en cualquier duda técnica que os surja y como somos una asociación sin ánimo de lucro, pues no os vamos a cobrar. Bueno, no os doy más la tabarra y acabaré igual que en el post anterior: en tema de emulsiones mejor será que no se automedique y por favor consulte al profesional competente.
Y otro día ya os hablo de fútbol que es lo que en realidad me gusta...
Algunas veces hay quien me pregunta por el rol que ejerce el emulsionante dentro de una emulsión de betún. En ese momento, como técnico en el tema, pienso en hablar de micelas, de tensión superficial, de moléculas raras, de estabilidad termodinámica. Entonces, sobre unos 120 segundos después de empezar la clase magistral, es cuando me suelo dar cuenta de que aquel que preguntó, ya se está arrepintiendo de su pregunta y de que quiere huir cuanto antes. Lo peor es que lo entiendo perfectamente porque también yo estoy bostezando.
Pues bien, en este post voy a intentar explicar muy brevemente qué es y qué función tiene un emulsionante de betún sin referirme para nada a los aspectos mencionados anteriormente. Es decir, de una manera que sea relativamente comprensible para todo el mundo.
Empecemos por explicar un poco por encima qué es una emulsión bituminosa. Una emulsión bituminosa es básicamente betún y agua... en forma de dispersión de finas partículas de betún en agua. Como podéis imaginar, para que la emulsión sea estable al almacenamiento, es necesaria la ayuda de nuestro amigo "el emulsionante". Es el tercer componente básico e imprescindible, aunque vaya en dosis minúscula. Sin él tened por seguro que separaría el betún y el agua en cuestión de segundos.
Pero es que además "el emulsionante" tiene otras funciones. Cuando, en el proceso de asfaltado, la emulsión y el árido se ponen en contacto, "el emulsionante" se encarga, por afinidad química, de adherirse al árido llevándose consigo todas las partículas de betún que andaban por ahí dispersas en la emulsión. Seguidamente la emulsión se rompe en dos; el betún acaba recubriendo totalmente el árido (como dicho, guiado por el emulsionante) y el agua se libera limpiamente. Cabe comentar que ese proceso de "recubrimiento del árido - rotura de la emulsión" puede ser instantáneo, rápido o más lento. Cómo no, de ese control en el tiempo de "recubrimiento del árido - rotura de la emulsión" también se ocupa nuestro amigo "el emulsionante".
Es obvio que el tiempo de rotura deseado de la emulsión vendrá condicionado por la técnica seleccionada en el asfaltado. En un riego con gravilla, o en una termoadherencia, interesará tiempos cortos y que la emulsión rompa lo antes posible, con su incremento de adhesión asociado. En una lechada o microaglomerado (o incluso una imprimación) interesará un tiempo de rotura más prolongado y controlado para permitir el extendido correcto y completo de la mezcla.
Creo que en definitiva se puede considerar que el emulsionante actúa a modo de "cerebro microprocesador" de la emulsión. El emulsionante es casi inteligente. Programado para actuar como haga falta, cuando haga falta y sin fallo. Incluso podríamos resumir su "programa" tal como indica la tabla siguiente.
En el mercado podemos encontrar una amplia gama de emulsionantes y están todos diseñados de forma que su correspondiente emulsión bituminosa responda a lo que se espera de ella. Sin duda el mejor emulsionante es aquel en que su rol dentro de la emulsión produce el efecto final deseado en el proceso de asfaltado.
Siguiendo con la metáfora de antes, todo el mundo sabe que en ordenadores, tablets, smartphones, lavadoras, neveras, climatizadores, tostadoras, etc... por muy bueno que sea su microprocesador, si no se adapta bien al resto de sus componentes ocurrirá que el aparato irá lento, se colgará, no centrifugará bien, no enfriará, la tostada se quemará. En fin, habrá fallos... Pues con "el emulsionante" pasa lo mismo; si no se adapta bien al betún, árido, agua...ocurrirá que la emulsión no se enganchará bien, romperá antes (o después) de lo que se esperaba, se quebrará el pavimento... en fin una ruina para el que la esté usando.
Moraleja: Más vale utilizar y diseñar bien la emulsión apropiada para el uso que se quiera de ella, y ahí por supuesto que "el emulsionante es clave"... para no fallar. Mi consejo es que no se "automedique" y consulte al profesional competente.