ASOCIACIÓN TÉCNICA DE EMULSIONES BITUMINOSAS

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Viernes, 20 Marzo 2020 15:04

Las emulsiones bituminosas son entes admirables

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Mi querida Núria, presidenta de ATEB, me acaba de dar un toque de atención. Lo que vulgarmente llamamos una colleja. Con razón, claro está. Como las que me da mi mujer, siempre con razón. Y es que hace meses que le había prometido escribir un post para el “blog” y por falta de .... (aquí podéis poner lo que queráis: tiempo, inspiración, seriedad, etc.) lo he venido dejando hasta hoy. Pero ya no puedo retrasarlo más.


Así que ahí voy, aprovechando esta suerte de parón operativo en el que nos han sumergido las diferentes medias de nuestras autoridades, instituciones y empresas para “laminar” la avenida de contagios del coronavirus (#COVID19). En lugar de sestear, a escribir. ¿Sobre qué?


Obviamente, siendo un “blog” de ATEB, de cualquier cosa que no sea una teórica sobre nuestra querida emulsión, ni sus aplicaciones, ni sus mercados, ni sus especificaciones, ... En todo caso, sobre su estética. Ahora mismo, eso me atrae más. ¿Y por qué?


Pues porque me acabo de cruzar en la calle con un tipo al que he estado a punto de saludar con un “Coño Pepe, ¿qué haces tú por aquí?”. Porque era clavadito a D. José Antonio Soto. Pero cuando ya iba a saludarle me he dado cuenta que no, no era él. No iba con Mari Carmen, no llevaba sombrero y no sonreía. Definitivamente no era Pepe.


La cuestión es que esto de los tipos parecidos es algo que me ha perseguido siempre. Recuerdo que, en la época de estudiante, un colega del colegio mayor, andaluz él, decía que me parecía al Secretario de Estado USA del momento, el famoso Henry Kissinger. Así que se refería a mí como “Quicingué”. Un gran tipo el “quiyo”. Pues qué queréis que os diga, hablando de los parecidos, a mí el coronavirus este me resulta conocido. Tiene un no sé qué..., como que se da un aire a algo conocido...

 

Me he quedado mirándole y por un momento he vislumbrado una gotícula de betún y unos terminales polares...
Pero luego me ha pasado como con Pepe. No puede ser.


Los virus miden unos cuantos nanómetros. Incluso los más gordos, mimivirus, megavirus, pandoravirus y pithovirus (sin chistes), miden alrededor de una micra. Y hacer esto sólo está al alcance de nuestra otra Núria (disculpeu-me, parlo de la Querol, és clar).
Estos coronavirus son seres malencarados, rastreros y solitarios, no como nuestras gotículas bituminosas que viajan siempre acompañadas con sus micelas de simpáticas n-aminas o elegantes carboxilos, perfectamente combinadas con sus iones Cl- o Na+, según corresponda, al mejor estilo de la “mode parisienne”.


Y lo más importante, a diferencia de los letales coronavirus y demás parientes víricos, nuestras emulsiones bituminosas son entes admirables, diseñadas para hacer el bien, para mejorar nuestras carreteras, para conservarlas, para hacer accesibles nuestros pueblos más alejados, ...


Y respetando el medio ambiente, nuestra salud y nuestro bolsillo. ¿Qué más se puede pedir?...


Bueno, algo sí que pediría.


Me atrevo a pedir a los que habéis tomado el testigo de llevar adelante la defensa de las emulsiones, a los que os dejáis tantas horas en ATEB, que no cejéis en tan noble y necesario empeño. No dudo que la posteridad sabrá agradecéroslo.

 

En Madrid, a 11 de marzo de 2020, con más de 2.000 contagiados por COVID19

 

 

 

 

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Alberto Bardesí

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