Móstoles a 27 de octubre de 2017.
Participar de la obtención de bienes y servicios que se producen o construyen de forma sostenible, regenerativa, utilizando de manera eficiente los recursos naturales y eficazmente los medios técnicos, seria en los tiempos que corren, un importante gesto de inteligencia y sensatez humanas.
Contribuir decididamente a frenar el cambio climático, y con ello, poderles ofrecer una oportunidad a nuestros hijos, a las futuras generaciones, para que puedan vivir apaciblemente en el Planeta, constituye en estos momentos una necesidad existencial para toda la humanidad. Este desafío, al que sin duda la población Mundial tendrá que hacer frente, se puede convertir de facto, en uno de los cometidos más emocionantes que la especie humana, en su larga aventura por la supervivencia haya tenido nunca por delante.
La Tierra no es una herencia que nos hayan dejado nuestros padres, sino un préstamo que nos hacen nuestros hijos.
Ser capaces por tanto, también desde el sector de las infraestructuras viarias, de interpretar adecuadamente en este sentido, los dilemas que sobre la conservación del patrimonio viario se plantean para el siglo XXI, es un reto que afecta a la sociedad en su conjunto, y en especial a las administraciones y los sectores profesionales implicados en su mantenimiento.
Retos como las medidas que el sector de la carretera debe implementar, para contribuir a la lucha mundial contra el cambio climático, satisfacer la demanda creciente sobre seguridad y confort que los usuarios de la red viaria solicitan, o poner en valor los nuevos conceptos económicos en los proyectos estratégicos de conservación, son algunos de los desafíos a los que habrá que hacer frente en los próximos años.
A este último aspecto, al de la economía y sus nuevos conceptos, me referiré especialmente en este artículo, ya que a mí entender tiene, una transcendental importancia en los procesos estratégicos para la conservación sostenible del patrimonio viario.
Vulgarmente se asocia el término económico con la idea exclusiva de asequible, barato, pero este concepto desde un punto de vista científico va más lejos, supone también el estudio de los recursos, la creación de riqueza, producción, distribución y consumo de bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas.
La administración eficaz y racional de estos bienes, estudiando que métodos y procedimientos son los más eficientes para que de forma sostenible puedan satisfacerse las necesidades concretas de la población, en nuestro caso la de los usuarios de las carreteras, es una tarea en la que tanto las administraciones como los profesionales del sector, deben poner todo su empeño, para aprovechar el eco-valor que puede generar el desarrollo de nuevos conceptos, como el de “Economía Circular.”
Esta teoría económica, relativamente nueva, relaciona y vincula muchos aspectos de la producción, como sus consecuencias ambientales, financieras o sociales, donde reducir, reutilizar y reciclar pasan hoy a un primer plano en las estrategias de conservación, incluidos los firmes de las carreteras. Será preciso para ello, que entre sus gestores y profesionales, aumente la conciencia sobre la necesidad de emplear en los procesos constructivos técnicas que permitan reducir la huella de carbono.
El actual sistema de producción basado en el concepto de economía lineal, está dando muestras de una creciente fatiga, que se evidencia en el acelerado agotamiento que están sufriendo algunos recursos naturales, con especial incidencia en los combustibles fósiles. Esta situación, requiere de un constante esfuerzo para estudiar y emplear alternativas que hagan frente a este modelo de desarrollo, también en el sector de las infraestructuras viarias, donde ya se están aportando nuevas soluciones para la construcción, mantenimiento y explotación de las carreteras, que emplean métodos, técnicas y procedimientos más sostenibles.
Por otro lado, la presión social como consecuencia de la toma en consideración por parte de la ciudadanía de esta nueva realidad, forzarán a los sectores implicados en la obtención de bienes y servicios, a tomar medidas encaminadas a la protección del medio ambiente, empleando para ello modelos de producción que sean reparadores y regenerativos, manteniendo en todo momento el valor y utilidad de los recursos naturales.
Así, planificar las estrategias de conservación y mantenimiento de las infraestructuras viarias, optimizando los recursos materiales y económicos, estableciendo los criterios objetivos de cuando actuar, porqué, como, y con qué soluciones técnicas, será a futuro una demanda creciente del conjunto de la sociedad.
Por ello, las actividades que desarrolla la Asociación Técnica de Emulsiones Bituminosas (ATEB), para divulgar el arte y la tecnología que se encuentra en el conjunto de las diferentes técnicas, que tienen su fundamento y origen en el empleo de Emulsiones Bituminosas, es desde mi punto de vista, una admirable contribución para que en un futuro próximo, podamos contar con carreteras más sostenibles.
La Asociación se esfuerza por mostrar, las soluciones disponibles en la actualidad para construir, mantener o rehabilitar pavimentos, a partir de formulaciones y procedimientos basados, como se ha indicado más arriba, en el empleo de Emulsiones Bituminosas, que han posibilitado el desarrollo de una estrategia técnica, a través de la cual se puede pavimentar a temperatura ambiente, con lo que el impacto sobre las condiciones atmosféricas se reduce considerablemente.
Gracias al trabajo que está realizando la asociación, las técnicas de pavimentación a baja temperatura, se irán incorporando progresivamente a los proyectos y estrategias de mantenimiento y mejora del patrimonio viario, orientándose a su vez esta tecnología, al cumplimiento de objetivos de producción y construcción sostenibles, contempladas en el modelo de Economía Circular.
ATEB vocacionalmente y desde sus orígenes, ha mostrado siempre un gran interés y empeño por asesorar con el máximo rigor, y de la forma más pedagógica posible, sobre las diferentes técnicas y mezclas que permiten construir o reparar firmes a baja temperatura. Con ello han facilitado y posibilitan a las administraciones, contratistas y otros profesionales del sector, a decidirse dentro de este conjunto de tratamientos, de los que como hemos comentado, existe sobre ellos amplia información, que puede servir para seleccionar la técnica más adecuad a las necesidades concretas de cada obra.
La asociación a través de sus monografías, jornadas, conferencias, y encuentros de trabajo, divulga entre los profesionales de las carreteras, los conocimientos técnicos y funcionales de las mezclas asfálticas que se fabrican con Emulsión Bituminosa, y que son aplicadas a baja temperatura. En un nuevo paso en la difusión del conocimiento, la Asociación Técnica de Emulsiones mediante este Blog, intenta que determinados sectores de la opinión pública, también conozcan por medio de noticias, crónicas y artículos, las diferentes técnicas que en la actualidad existen para el mantenimiento sostenible de las carreteras.
De esta forma, y a través de la vigorosa influencia que las redes sociales poseen en la actualidad, se puede extender entre los usuarios de las carreteras, el conocimiento sobre las necesidades de una conservación sostenible del patrimonio viario, que es uno de los mayores bienes de la Nación. Con ello es posible incrementar la sensibilidad social hacia la demanda de mejoras en el mantenimiento de la red de carreteras, priorizando a su vez, aquellas soluciones constructivas que mejor se ajusten a los principios de la Economía Circular.
Casi todos los sistemas de pavimentación que la Asociación promociona, basados en la tecnología de las Emulsión Bituminosas, permiten que los procedimientos de fabricación de las mezclas, así como su puesta en obra sean poco agresivos hacia el medio ambiente.
Estos sistemas al generar escasas emisiones de gases de efecto invernadero, tanto en sus procesos de producción como en los procedimientos para aplicarlos, así como por otras posibilidades medioambientales que estas técnicas ofrecen, pueden ser fácilmente asimilables por la Economía Circular. De hecho, brindan también la posibilidad de reducir consumos energéticos, de reutilizar recursos naturales, como áridos o ligantes, de reciclar mezclas envejecidas, o de alargar la vida útil de los firmes, mediante capas bituminosas que actúan protegiéndolos, entre otros fenómenos de las radiaciones solares, del agua, o del gradiente de temperatura.
Estas técnicas pese a ser veteranas en el campo del mantenimiento y la conservación de las carreteras, algunas de ellas con más de un siglo de permanencia, parecen haber sido diseñadas actualmente, y de forma intencionada para un futuro que requiere sobre todo, modelos de producción sostenibles.
Por todo ello, esta tecnología basada en el empleo de emulsiones bituminosas para la fabricación de mezclas asfálticas, encajaría en buena medida en los requisitos contemplados en el concepto de Economía Circular. A estas alturas del desarrollo técnico de estas disciplinas, existen ya pocas dudas, de que su incorporación a las estrategias de conservación del patrimonio viario debería ser ascendente y constante. Esta apuesta por un creciente empleo de las Emulsiones Bituminosas, en el campo de las mezclas asfálticas, que muchos profesionales inteligentemente están desarrollando, es sin duda alguna desde mi punto de vista, una tarea emocionante.