Cuando comencé en el entretenido mundo de la normalización, todas las normas con las que tenía que trabajar estaban ya creadas. Los esfuerzos se dedicaban a la revisión y mejora de las ya existentes. Pero hace algo más de cinco años, esto cambió y viví el comienzo de la creación de una nueva norma. En este caso, a petición de los colegas franceses.
La verdad que fue una grata sorpresa ya que se trataba de una propuesta de norma relativamente sencilla y desde mi punto de vista bastante acertada. Se trataba de la determinación de contenido de agua de las emulsiones bituminosas mediante termobalanza. El empleo de termobalanzas para determinar el contenido de agua es comúnmente empleado en varios sectores, incluso en el nuestro. Algunos laboratorios disponían ya del equipo, pero no se encontraba recogido en una norma que regulara y amparase su uso.
La primera noticia sobre este tema la recibimos en la reunión del WG2 (Comité de Expertos de Emulsiones Bituminosas y Betunes Fluxados perteneciente al Comité Europeo de Normalización CEN/TC 336) celebrada en Viena en noviembre de 2011. Allí, se propuso la creación de un nuevo documento de trabajo para crear el método de ensayo. A partir de ese momento, los países miembros nos pusimos manos a la obra para ver cuál serían las condiciones más adecuadas que debía contener el método. La siguiente reunión se celebró en Copenhague en abril de 2012, y ya entonces, ATEB presentó resultados mediante termobalanza comparados con el contenido de agua mediante la norma EN 1428 “Determinación del contenido de agua en las emulsiones bituminosas. Método de destilación azeotrópica”. Los resultados presentados avalaban que la determinación de agua mediante termobalanza podría ser un método de ensayo adecuado.
En la siguiente reunión celebrada en Zúrich en septiembre de ese mismo año, ATEB volvió a presentar resultados. En esta ocasión presentó un abanico de resultados a diferentes temperaturas, ocho en total. Desde 100°C a 170°C. A diferentes tiempos, con diferentes tipos de emulsión y con diferentes masas. En esta misma reunión, Francia presentó resultados de los tres interlaboratorios realizados en su país aplicando la termobalanza para determinar el contenido de agua en emulsiones. De esta reunión salieron deberes que debíamos hacer los países miembros con el fin de validar el nuevo método. Se fijó un panel de ensayos en el que se establecieron cuatro temperaturas 110°C, 130°C, 150°C y 170°C, tres masas de emulsión, 1, 4 y 7 gramos y varios criterios de parada, 1mg/10 segundos, 1mg/50 segundos, 1mg/120 segundos. Se estableció que de cada medida se realizaran tres réplicas. Además se debían ensayar emulsiones sin fluidificantes y emulsiones con distintos contenidos de fluidificante tanto mineral como vegetal. Por último, se debía valorar el empleo de papel de filtro durante el ensayo.
El tiempo avanza, y ya nos encontramos en 2013 y todavía ¡no tenemos fijadas las condiciones más adecuadas para el nuevo método! Pero a finales de ese año, después de la reunión celebrada en Londres, ya disponíamos del primer borrador del documento de trabajo. En este documento se recogían las condiciones de ensayo que mejores resultados habían dado en todas las baterías de ensayos que se habían realizado por los países miembros. Las condiciones fijadas eran las siguientes:
*Fm: fluidificante mineral; Fv: fluidificante vegetal
Parece que ya lo teníamos todo para comenzar con el proceso de normalización, sí, así es, todavía no habíamos empezado con el proceso de encuesta, voto formal...hasta ahora, ¡eran los preliminares! Pues bien, todavía quedaba una parte, que era fijar la repetibilidad y reproducibilidad de método. Para ello se organizó un interlaboratorio europeo en el que entre otros métodos se probó la termobalanza. En la reunión de finales de 2014, celebrada en París, se presentaron los resultados y tanto la repetibilidad como la reproducibilidad del método era mejor que la repetibilidad y reproducibilidad de la norma EN 1428. Por lo tanto, ¡ya lo teníamos todo! Ahora “sólo” faltaba comenzar con la parte más burocrática del proceso. En marzo de 2015 se lanzó el borrador de la norma prEN 16849, sí, ya teníamos hasta número de norma.
Haciendo un inciso, en el esquema se muestra el proceso de normalización con sus etapas y duración aplicable a partir de julio de 2016. Antes de esta fecha, el proceso era prácticamente el mismo salvo que ahora es posible saltar a voto formal en determinadas situaciones y la duración de todo el proceso ha pasado de 33,5 a 27 meses, por lo que se ha disminuido el tiempo total en algo más de medio año.
Volviendo a nuestra norma, en abril de 2016 se lanzó el borrador final para voto formal y en enero de 2017 estaba disponible la prueba de composición en español de la norma, por lo que previsiblemente en el primer trimestre de este año, ya estará disponible la norma para su aplicación. ¡Bien!
La determinación del contenido de agua mediante termobalanza es un método sencillo y con ventajas claras respecto a la norma EN 1428: menor cantidad de muestra, menor duración de ensayo, sin necesidad de empleo de disolvente de arrastre... Desde el principio del proceso, ha habido consenso con todos los países miembros. A pesar de ello, ha sido una tarea larga y tediosa. No me quiero ni imaginar cómo puede ser el proceso con métodos de ensayos más complicados y con más variables implicadas...
Después del largo camino y del trabajo realizado durante estos años, se puede estar seguro de que la norma EN16849 “Determinación del contenido de agua de las emulsiones bituminosas. Método por evaporación en termobalanza”, se trata de una norma consensuada, estudiada, trabajada y fiable.