Desde hace, ya va para treinta años, en mis inicios como fabricante y aplicador de emulsiones bituminosas en España, hasta el día de hoy, el panorama de las técnicas en frío ha sufrido transformaciones, tanto fruto de causas propias de la industria y la técnica, como de la evolución económica y del desarrollo del país.
En la década de finales de los ochenta y principios de los noventa, en la fabricación de emulsiones, se incorpora una nueva generación de maquinaria de fabricación y en el sector se produce una modernización y un salto cualitativo que no ha dejado de crecer hasta nuestros días. Se sustituyen los sistemas de molinos abiertos por otros cerrados, que posibilitaban regular las presiones de los flujos de entrada de las fases, y aumentar sus temperaturas de fabricación facilitando la consecución de tamaños inferiores de micela, y una mejora notable en las características de las emulsiones, en cuanto a envuelta de los áridos en los TSRG, MBF, gravas emulsiones, y los entonces denominados Slurries.
En aquellos años asistí, a la transformación de la regulación manual de los flujos y componentes de entrada de fases en el molino, que tenían un carácter muy cercano a lo artesano, a regulaciones de tipo electromecánico primero, y a la regulación informatizada después, que dio lugar a mejoras indudables en cuanto a la homogeneidad de la fabricación y la regulación de los procesos.
Qué decir de los cambios, en cuanto a la diversidad de los aditivos químicos componentes de las emulsiones. También en aquella década además de la aparición de un abanico de suministradores amplio y con diversidad de productos para fabricar los distintos tipos de emulsiones tanto rápidas como lentas, aparecieron los aditivos encaminados a la mejora de las características del ligante residual, y se extendió el uso de las emulsiones modificadas con polímero. Tiempo después vendrían las termoadherentes y las denominadas emulsiones de humeo, posibles por la mejora en los equipos.
Todos estos avances continuos aportados por la industria en la fabricación de emulsiones a lo largo de estos treinta años , y otros que no cabe mencionar incorporados en instalaciones, sistemas de calentamiento , almacenamiento y procesos, redundaron en mejoras sustanciales en la calidad de las emulsiones, mejoras en la homogeneidad del producto , en la capacidad de almacenamiento y transporte, en la aplicabilidad y rango de temperaturas de puesta en obra, en la envuelta o en la penetración de los materiales granulares.
Tremenda importancia en la calidad y prestaciones de los tratamientos con técnicas en frío, ha tenido también, la otra parte de la ecuación en los mismos, que es la mejora exponencial en la fabricación de materiales granulares. Importantísima la mejora, con la obtención de certificados y sellos de calidad y marcado CE en el sector de la preparación de árido. La limpieza de los áridos, su cubicidad, homogeneidad en la fabricación y obtención de husos granulométricos, alta exigencia en características mecánicas, de desgaste, apuntaron a una mejora definitiva, sobre todo en los TSRG, y en los slurries.
Desde el punto de vista de la regulación, el artículo 213 del PG3, es el que recogió las características técnicas, para las emulsiones a emplear en obras de Ministerio, y en él se establecen desde el año 76 del pasado siglo hasta nuestros días diferentes modificaciones, que de alguna manera, adoptan las mejoras en las distintas propiedades de los fabricados. Así, es en la OC 293/1.986, cuando aparecen por vez primera recogidas las emulsiones EAI y ECI. Siendo en la OM de 27/12/1.999 cuando se definen las emulsiones bituminosas con polímeros, que ya llevaban comercializándose un tiempo por parte de los fabricantes. Paralelamente y en orden a la técnica de aplicación, El Art. 532 de 76 y el 533 OC 297/1.988 recogen las condiciones para los tratamientos con gravilla. El Art.540 de 1.976 recoge los tratamientos con lechada bituminosa, con modificaciones en la OC 297/1.988 , OC 5/52.001, Orden FOM 891/2004 y el vigente Art 540 O.C. 29/2.011.
El reflejo en la regulación de emulsiones y técnicas, a remolque de la oferta diversa de la industria, y su mejora continua, se ha visto recompensada con tratamientos en frío de todo punto exitosos, como son los mencionados microaglomerados en frío, de extraordinario predicamento como tratamiento de regeneración superficial de pavimentos bituminosos en todo tipo de vías y para todo tipo de tráficos, incluyendo los T00, en donde existen experiencias satisfactorias.
Excepción hecha de estos microaglomerados en frío, técnicas como los TSRG o MBF, se han visto postergadas.
La escasa aplicación de las técnicas TSRG y MBF, se debe a mi juicio a varios factores, entre otros los que siguen:
. El primero, que la naturaleza propia de la técnica es deudora de tiempos de puesta en servicio que no han sido asumibles, y acabados, homogeneidad , excesos de árido o de ligante etc. inaceptables, siendo los fabricantes de emulsión quienes no hemos sabido transmitir las posibilidades de mejora en la puesta en obra y la difusión de las prácticas adecuadas.
. El segundo, los aplicadores no han mantenido un parque de maquinaria adecuado, ni consecuente con los tiempos, para la aplicación de este tipo de técnicas.
Solo las exigencias de las direcciones de obra para otros tipos de rodadura, han hecho invertir en maquinaria con control informático de dosificación y ancho de riego, controles de temperatura, etc. Los sistemas de gravillado y reparto no han tenido mejoras, ni la legislación en PRL ha podido dejar de colgar al operario de la gravilladora de su plataforma con apertura manual de cangilones.
Las plantas de MBF, siguen siendo aún hoy plantas de suelo cemento reconvertidas, sin más sistema de dosificación que la atención del operario a la envuelta.
. El tercero y muy fundamental, el exilio reglamentario de las rodaduras con tratamientos en frío a los tipos de tráfico de menor orden. Apareciendo así reflejado, tanto en el Pliego del Ministerio, como en los distintos catálogos de firme de las distintas administraciones autonómicas en vigor.
. Un cuarto factor, es la desaparición tanto de técnicos como de operarios conocedores de la técnica y de sus rangos de aplicación.
La introducción de soluciones técnicas novedosas en el mercado de firmes, como es el uso de las mezclas templadas, abren de nuevo el abanico de materiales a tener en cuenta para las rodaduras de firmes bituminosos, y han de ser en un futuro cercano, destino importante en el tonelaje de emulsión fabricada, empezando a existir especificaciones técnicas para su fabricación y puesta en obra, y, muy importante, maquinaria específicamente diseñada para su fabricación. Cuestión vital para la técnica.
Esto ha sido facilitado, mediante el desarrollo de proyectos de i+d+i y consecución de fondos procedentes de incentivos que las distintas administraciones públicas, tipo CDTI o autonómicas han vehiculado de fondos europeos, y a la iniciativa, tanto de empresas como de asociaciones sectoriales (p.ej. ATEB, proyecto TRACC Sudoe).
Es actualmente esta vía , la de la investigación y la innovación en los procesos constructivos y en los materiales , apoyada por los programas de incentivos disponibles como herramienta útil y necesaria, la que ha de ser empleada por la industria ; fabricantes, aplicadores , suministradores de materias primas , diseñadores de maquinaria; la que ante los retos del nuevo paradigma económico a que nos enfrentamos, tanto por la crisis económica en que está sumida la sociedad en general , como ante las nuevas directivas marcadas desde la UE, en el sentido de aplicación de los principios de la economía circular y reducción de tasas de emisión de CO2; conceptos en los que las técnicas en frío han de tener especial relevancia, por su baja tasa de emisiones en términos de proceso y aplicabilidad, y su potencial de nutriente tecnológico en cuanto a reutilización de materiales mediante procesos simples; ha de dar respuestas necesariamente nuevas, o renovar las existentes.
Por otra parte, las administraciones públicas, tienen en la Compra Pública Innovadora, una herramienta eficaz y complementaria al esfuerzo innovador que ha de asumir el sector.
De la mano de éstas herramientas, tratamientos en frío, tan versátiles como los TSRG y MBF, técnicas utilísimas tanto en la conservación de firmes como en la construcción de rodaduras, han de tener una nueva oportunidad de crecimiento, mediante la mejora tanto de las emulsiones y sus especificaciones como de los procedimientos constructivos y de fabricación, que redunden en una mejora de sus características mecánicas frente al tráfico y de su inmediatez en la puesta en servicio. Todo ello posibilitará la adopción de la técnica en categorías de tráfico en las que no son contempladas a día de hoy, pero en las que estoy seguro habrán de tener un hueco por las razones expuestas.
Pendiente queda para todos los agentes implicados hacer realidad lo que es una gran oportunidad para el sector.